Me sorprende tremendamente como ha avanzado la tecnología hasta el punto de interactuar tanto con el ser humano para llegar a crear una “Segunda vida”. Y es que su nombre lo define perfectamente: un mundo nuevo donde puedes ser quien quieras y como quieras.
Second Life se define como un metaverso desarrollado por Linden Research e inspirado en la novela de ciencia ficción “Snow crash”. Para entrar en él es necesario bajarse un programa y tener una cuenta activa, es decir, un avatar, los cuales son personajes en 3D con rasgos humanos pero configurables para elegir el aspecto que desees( desde el color del pelo hasta la forma de los zapatos que desees llevar). Además y curiosamente presentan la característica de que pueden volar y saltar al lugar que se quiera. Dentro de este mundo los avatares se comunican con otras personas, participan en actividades de grupo, pero también intercambian o compran productos o servicios (que se pueden intercambiar por monedas reales).
Yo no supe lo que era el Second Life hasta que mi padre( que estudia Derecho en una universidad a distancia) lo utilizaba para asistir a clases. Clases virtuales, con sus mesas, sus sillas y sus pizarras, donde se escuchaba al profesor y se podía participar. El atractivo de todo esto, es la posibilidad de ser alguien diferente, donde no existen prejuicios, y donde cada uno se puede mostrar a los demás como le apetezca. Por supuesto, también existen reglas (una de ellas que me sorprendió muchísimo fue que no puedes ir desnudo por ningún lugar donde te vean porque si te ven te echan) ya que sino, sería un caos. Se necesitan normas de conducta , no está permitida la intolerancia, ni los atentados a la intimidad o perturbación de la paz. En definitiva, todo lo que es ilegal en el mundo real también se considera ilegal en Second Life.
La semejanza con la vida real cada vez es mayor y todavía creo que faltan muchas cosas que desarrollar en Second Life pero no creo que este programa entre en decadencia a corto plazo.
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